martes, 10 de septiembre de 2019

En una caleya asturiana



En los resúmenes anuales del Blog, siempre he comentado que en los meses de
verano solemos pasar algunos días en Asturias. Durante estos periodos abandono parcialmente mis "querencias" y lo cierto es que las echo  de menos, pues aquí mis movimientos están muy limitados y se reducen a unos pocos kms. alrededor de donde estamos.

Nos encontramos al lado del mar y aquí el monte cercano al litoral es muy "cerrado" lo que impide moverse entre él, salvo por las "caleyas" que es como llaman en Asturias a las callejas, ya que son los únicos lugares por donde te puedes desplazar sin dejarte la piel en ello, y es a los habitantes que viven o están próximos a una de estas caleyas a los que voy a dedicar la entrada.


Para situarnos diré que nos encontramos en la mitad oriental de Asturias, entre Ribadesella y Villaviciosa, y la calleja en cuestión, tiene apenas 1 Km, y une la playa con una pequeña aldea. Discurre perpendicular al mar, en su mayor parte entre un terreno de marisma y un monte de eucaliptos, y está  delimitada por zarzales que crecen entre árboles, principalmente laureles, también por los alrededores cuando nos vamos aproximando a la aldea, pueden verse algunas pumaradas, y por supuesto los clásicos prados asturianos, en los que a principios de verano antes de que la zona se masifique por el turismo, con un poco de suerte puede verse pastar a algún Corzo.


Las aves, sobre todo las Gaviotas ponen fondo musical a este entorno, pero puesto que salvo éstas, el resto de aves son de las mismas especies que hay en mi tierra y allí no tengo problema en observarlas y fotografiarlas, no suelo prestarlas mucha atención.


Las zarzas que bordéan la calleja dan cobijo a nuestros primeros inquilinos, los Caracoles. Hace años eran muy abundantes pero debido a los herbicidas, y a la presión a que han sido sometidos por algunos visitantes (hemos visto llevarse sacos llenos) originarios de zonas en las que este molusco gasterópodo es muy apreciado, cada vez se ven menos.

  
Prosiguiendo con la descripción de la calleja, después de mediado el verano, sus bordes se llenan de flores, y entre ellas destacan las de la Zanahoria silvestre (Daucus carota) y  las de la Angélica sylvestris.



Pero es antes, a primeros de Junio, cuando brota la primera protagonista de esta entrada, una orquídea, ya que en dos puntos muy concretos de la calleja florecen unas pocas de mis favoritas, se trata de las Ophrys apifera, y son ya varios años los que llevo fotografiándolas.


  
Después de rendir homenaje a esta pequeña planta, los artrópodos van a ser los objetivos principales de esta entrada, y para localizarles he contado con la ayuda de mi nieto, ya que pocos se escapaban de su vista.


Los más visibles son las mariposas que  revolotean por la zona, sobre todo por los prados, y hace tiempo que fotografié a casi todas las especies que se mueven por aquí, y que están citadas ya en otras entradas del blog. La de la fotografía es una de las que pasan más desapercibidas por ser poco llamativa, y por su pequeño tamaño, se trata de una Leptidea sinapis.


Llegamos por fin a los protagonistas principales de la entrada, son los "malos de la película" para muchos humanos, sin embargo somos muchos también los que les consideramos unos animales fascinantes que además cumplen con unos cometidos importantísimos en la Naturaleza.
   
En el pequeño recorrido mencionado hemos visto y conseguido fotografiar varias especies, pues los racimos de flores de las Angélicas parecen tener una atracción especial para todos los insectos de la zona, y es rara la umbela de estas plantas que no cuenta con varios de ellos alimentándose.

Empezaré sin más por una excepción a lo dicho anteriormente, ya que cuando la mano del hombre interfiere en la Naturaleza puede crear unos desequilibrios con resultados nefastos e impredecibles a largo plazo, y esto es lo que ha ocurrido con la Vespa velutina o Avispa asiática, que seguramente en los lugares de donde es originaria desempeñará su papel correspondiente, pero aquí está causando verdaderos destrozos entre nuestros Himenópteros autóctonos, pues a pesar de las trampas y persecución a los que se la está sometiendo, cada vez es más abundante en esta zona.






He observado la forma de actuar de esta Avispa y como la de todos los insectos depredadores es un tanto terrorífica, al menos desde el punto de vista de los humanos, y después de lo visto creo que sus competidores directos, nuestras Abejas y Avispas lo tienen francamente mal, ya que ni la organización de las primeras ni la fiereza de las segundas, son problema para esos monstruos que las superan en más del doble en tamaño y agresividad.





Otros de los insectos que atraen mi atención en esta zona son los sírfidos, es decir algunas "moscas", y hay una de ellas muy llamativa, pues por los colores que viste y su tamaño, no parece que se trate de una mosca, mas bien parece una avispa enorme con un aspecto amenazante, se trata de una Mosca de las flores, la Milesia crabroniformis,  vestida con su disfraz de Avispón y gracias a su gran tamaño, consiguen que las velutinas no las molesten, al menos eso es lo que he observado en estos días, sin embargo su relativo parecido con ellas, si que motiva que algunos las confundan, e intenten acabar con este inofensivo y beneficioso insecto confundiéndole con una Avispa asiática.





Hay otras Moscas de las flores que comparten el néctar de las Angélicas con las anteriores, son muy parecidas a ellas aunque un poco más pequeñas y pertenecen al género de las Volucellas.





Con mucho más aspecto de mosca que las anteriores, esta otra mosca es aún un poquito más pequeña que la anterior, comparte mesa con ellas paseando su trompa por las flores de las Angélicas, se trata de la Tachina grossa. Su cuerpo negro y peludo junto con su cabeza amarilla la confieren un aspecto un tanto raro.



Además de estos insectos citados, otros muchos pululan por la zona, como por ejemplo estos dos Abejorros, son dos Bombus apellidados pascuorum y lucorum y respectivamente.



Pasamos ahora a otros habitantes de los bordes y alrededores de la calleja, los Coleópteros,  y durante el mes de Julio al atardecer tenemos la suerte de ver a uno de los más grandes y llamativos de la península, pues es en esta época cuando los machos de los Ciervos volantes (Lucanus cervus) realizan vuelos buscando compañeras. La pena es que muchos se salen de la ruta, y atraídos por la luz acaban aplastados al estrellarse contra las farolas de un paseo próximo y caer al suelo, nosotros devolvemos al bosque a los que vemos vivos, pero creo que sirve de poco, pues tengo dudas de que consigan sobrevivir para seguir con el proceso reproductivo.





Le sigue en tamaño el Cerambyx welenseii casi tan grande como el anterior, aunque menos voluminoso. No es muy frecuente, pero siempre se deja ver alguno.


Estos otros grandes "escarabajos", los Amphimallon solstitiale, también tienen el problema de ser atraídos por la luz, y por desgracia para ellos su tamaño junto con su ruidoso vuelo hace que no sean bien recibidos por la mayoría de la gente, por lo que tampoco les suele ir muy bien cuando se acercan a los humanos. 



Hay otros Coleópteros que debido a su tamaño pasan más desapercibidos que los anteriores, es el caso de este Oedemera novilis con sus "muslitos" súper desarrollados y esos colores irisados, es uno de los más bonitos.



A los abundantísimos Rhagonycha fulva, o Sanjuaninos como les llaman por aquí, les encantan las flores de estas plantas para realizar sus cópulas.


Este otro con sus colores iridiscentes se llama Chrysolina herbacea.


Y este que descansa en su colorida y especial cama se llama Oxythyrea funesta


Dejamos los Coleópteros y pasamos a otros protagonistas de esta entrada, que también son Invertebrados, Artrópodos, y tienen un comportamiento un tanto terrorífico, siempre visto desde un punto de vista humano, en lo que a procurarse alimento se refiere, me refiero a las Arañas.


Los Arácnidos aunque se parecen a los insectos se diferencian de ellos en varias cosas muy básicas, tienen ocho patas en vez de las seis que tienen los insectos, su cuerpo se divide en dos partes mientras que el de los insectos se divide en tres, las arañas pueden tener hasta ocho ojos, mientras que los insectos solo tienen dos, y lo que más llama la atención, las trampas que realizan algunas de estas especies para conseguir comida, las clásicas "telas de araña".




He conseguido fotografiar cinco especies bastante llamativas en esta calleja y sus alrededores. La primera fue este Opilión.

Los Opiliones son una clase de Arácnidos un poco diferentes del resto de sus parientes, no construyen telas y su cuerpo plano y redondeado parece que incumpla una de las diferencias básicas con los insectos, pero no es así, ya que su cuerpo sigue dividido en dos partes aunque su "cintura" no sea apreciable.

Las patas son enormes en comparación con el cuerpo, pero por lo demás no deja de ser una araña, y este ejemplar nos acompañó un día pegado a una lona. Como curiosidad, del extremo de una pata a la otra medía 10 cms.


El siguiente protagonista es un maestro del camuflaje, la Araña cangrejo (Misumena vatia) ésta, al igual que el Opilión, no necesita tela para capturar a sus presas, le basta con permanecer inmóvil camuflada entre los pétalos de las flores, totalmente mimetizada atrapará a los insectos que se posen a su lado, a los que paralizará inyectándoles veneno con sus quelíceros.

 



Otra araña extraña y muy difícil de ver debido a su tamaño es la Tetragnatha extensa, ya que puede camuflarse totalmente pegándose a en una hierba seca para pasar desapercibida, solamente unos hilillos de seda con los que atrapa pequeños insectos, delatan su presencia. Su cuerpo apenas tiene 2 mms de ancho y poco más de 1 cm. de largo, pero sus pata muy largas triplican esa longitud, aunque las pueden disimular juntándolas a lo largo del tallo de la hierba elegida. Las fotos no son buenas pues es difícil de enfocar,  sobre todo si hace algo de aire.





Nos salimos ahora de la calleja y pasamos a la zona de marisma que hay detrás de los zarzales. En esta zona de varias Hectáreas la vegetación está compuesta mayoritariamente por juncos y entre ellos vamos a encontrar algún protagonista más.

El primero es este Odonato, una libélula llamada Orthetrum chrysostigma que a juzgar por su estado tuvo un mal encuentro con alguno de sus vecinos.


Y uno de los más bonitos la Mantis religiosa.



Pero la mayor población de esta zona está compuesta por unos Orthopteros, se trata de unos saltamontes verdes, la mayor parte de ellos pertenecen a las especies llamadas Chorthippus jucundus, y Ruspolia nitidula, cuya población podía contarse por miles, ya que a cada paso que dábamos se levantaban 4 ó 5 ejemplares.



Estos insectos salen volando a baja altura cuando son asustados por cualquier animal mayor que ellos, o simplemente para desplazarse, y muchos tienen la desgracia de tropezar con la trampa que les han tendido otros de los protagonistas principales de esta entrada.




Son unas arañas bastante llamativas, y nunca pensé que pudiese haber tal concentración de ellas en la zona, pues su presencia se contaba por cientos, aunque solo podían ser fácilmente detectadas unos pocos minutos al día.


La primera de ellas es la Araña tigre (Argiope bruennichi) esta araña teje una tela prácticamente invisible que puede llegar hasta los 40 cms de diámetro ya que está formada por círculos concéntricos, y por ese motivo se las conoce como orbitales.




Para construir sus telas,  las arañas sujetan varios hilos partiendo desde un punto que será el centro de la tela, y luego los irán uniendo mediante otros hilos formando esos círculos concéntricos característicos. Finalmente en el centro de tela, hacia arriba y hacia abajo, la araña tejera una hilera de seda gruesa en zigzag que si es visible y que recibe el nombre de estabilimento, aunque no se sabe con seguridad cual es su función.



Para poder admirar las telas de araña hay que buscar el momento apropiado en las primeras horas del día, ya que gracias al rocío y a la posición del sol, buscando la orientación a contra luz  podemos apreciar todos los detalles de estas construcciones con claridad.


 La propietaria, una hembra, se sitúa en el centro cabeza abajo y allí espera a que algún insecto se estrelle contra la tela en la que quedara "pegado", la araña ira de inmediato a envolverlo en más seda que expulsa por esas glándulas especiales al final del abdomen al tiempo que le inmoviliza inyectándole veneno con sus quelíceros. Ella no tiene problema en desplazarse por la tela, ya que no se queda pegada debido a una cera que recubre sus patas.

Una vez muerta la presa, la araña le inyectará jugos digestivos produciéndose una digestión externa. Más tarde la araña absorberá la papilla resultante en que se ha convertido la presa. En la secuencia siguiente esta documentado todo el proceso. 









La reproducción de estas arañas también es un tanto especial, ya que el macho que es muchísimo más pequeño que la hembra, deberá de aguardar próximo a la tela a que llegue el momento propicio. El motivo es que tiene que esperar a que la hembra realice la muda para que sus quelíceros estén blandos, pues le va la vida en ello ya que la hembra podría comérselo si él no encuentra ese momento apropiado. Una vez que el macho tome la decisión de acercarse, le entregará a la hembra con mucha precaución una bolsa con el esperma (espermatóforo) que la hembra podrá utilizar cuando lo necesite. Para la puesta, la hembra construirá una ooteca de seda del tamaño de una avellana en forma de saquito, y allí depositará los huevos fecundados y la custodiará hasta que eclosionen las nuevas arañitas.



Para finalizar con los Artrópodos, una última araña muy parecida a la anterior aunque algo más pequeña, se trata de la Araña de jardín (Araneus diadematus) y todo lo descrito para su pariente anterior es válido para este otro arácnido.






Sus telas van en proporción a su tamaño aunque pueden llegar a los 30 cms de diámetro, por lo demás su comportamiento es muy similar.





Aún queda algún habitante más en el entorno de nuestra "caleya", como algunos pequeños mamíferos que he visto ocasionalmente, pero de hábitos crepusculares o nocturnos como los Erizos o las Musarañas, y también algunos reptiles, sobre todo lagartijas, así que con estas últimas fotos despediremos esta entrada.




Por los rastros que se ven en la calleja, estoy seguro de que aún quedarán más animales tanto vertebrados como invertebrados que espero seguir descubriendo, pero de momento esto ha sido todo. Espero que os haya gustado y hasta la próxima.  

            

7 comentarios:

  1. Maravilloso y excepcional reportaje. He aprendido mucho leyendo esta bella entrada amigo Victor. Todo un mundo fascinante y bastante complejo el de todos estos insectos.
    Un abrazo y buen otoño.

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  2. bonito blog. enhorabuena

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  3. Me ha encantado el reportaje ¡ tienes mucha suerte de encontrar toda esa diversidad de insectos , y un precioso erizo ¡¡
    ya me gustaría tener una caleya cerca de mi casa,sin duda es un privilegio.

    Enhorabuena por tu trabajo y tu dedicación.

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  4. ¡Fantástico reportaje! Es un placer ver estas fotografías, un paseo precioso en el que apreciar la flora silvestre y el apasionante mundo de los insectos. Las imágenes de las telarañas son increíbles!
    Muchas gracias por el paseo y un abrazo.

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