viernes, 8 de abril de 2016

El Águila real


Decir que un animal de nuestra fauna es “más o menos” que otro
es muy relativo y cada uno podemos tener nuestra opinión al respecto. En mi caso y sin menospreciar a otros animales, hay  dos reyes indiscutibles, uno del aire y el otro de la tierra. Ambos son los dueños en su ambiente, y no tienen enemigos salvo el común a todas las especies de este planeta: el hombre.

Estamos en el norte de la provincia de León, y esta entrada irá dedicada al primero, al Rey o mejor dicho, a la Reina indiscutible del aire: El Águila real.


El Águila real (Aquila chrysaetos) es una de las Rapaces más conocidas y posiblemente la más fuerte de todas nuestras aves. Su envergadura puede llegar a los dos metros y alcanzar un peso en las hembras (mayores que los machos)  de más de 5 Kg. Las Reales habitan en el Norte de África, Europa, Asia, y Norteamérica. Es una fiera cazadora cuyas cualidades han hecho que el hombre la utilice en Cetrería, ya que no duda en atacar a mamíferos de talla media incluido el Lobo. En libertad además de las piezas que caza para alimentarse no desdeña la carroña si la tiene al alcance.


No tiene competencia en su medio y es capaz de enfrentarse a cualquier especie que ose plantarle cara. Su envergadura y potencia hace que sea la segunda en el ránking de velocidad animal tan solo por detrás del Halcón peregrino, pero la diferencia enorme de tamaño entre una y otra especie hace que esos pocos Km/hr en que el Halcón la supera parezcan insignificantes cuando el Águila hace un picado a 300 Km/hr.



El conseguir fotos por uno mismo del Águila real es uno de los desafíos fotográficos más duros, ya que después de intuir o confirmar su presencia en la zona elegida, además de los correspondientes permisos administrativos, se necesitarán semanas o incluso meses de trabajo para conseguir que estas soberbias rapaces se acerquen a donde tú quieres.


Una vez que has logrado lo anterior los sacrificios continúan, sobre todo cuando las condiciones climatológicas no son buenas, pues hay que recorrer distancias considerables a pie para  llevarles algo de comida y hay que ir con más de medio metro de nieve y cargados hasta las trancas campo a través, o por pistas en las que un 4x4 necesita las cortas en condiciones normales debido a la pendiente. A pesar de lo anterior, la satisfacción de ver descender desde el cielo, las peñas, o lo alto de una ladera a la Reina, compensará todo el trabajo.



Toda esta entrada está hecha con los seguimientos realizados a lo largo de un año en la Montaña Central Leonesa. Un año en el que hemos llegado a ver hasta cuatro ejemplares diferentes en un solo día. 


Cuatro estaciones en las que hemos disfrutado y sufrido con estas aves, pero sobre todo hemos pasado horas inolvidables observándolas y admirando las entradas y demostraciones de fuerza de este soberbio animal.


Invierno



Primavera


Verano


Otoño

Por mi parte si hay algo que admiro de la Reina son sus garras, esos dedos con unas uñas de 10 cms o más, convencen a sus posibles competidores de que es mejor mantener una distancia prudencial.




Aunque hay veces cuando el hambre aprieta, algunos insensatos osan enfrentarse a la bestia, y es en ese momento cuando aprecias de verdad la fuerza de la Reina, viendo como en una acometida pone panza arriba a un buitre que la dobla en peso y la saca un metro de envergadura.



Ella sola es capaz de hacer frente a un grupo de buitres hambrientos y mantenerlos a distancia hasta que se harta de comer.






También el zorro la teme y cuando ella está cerca, a pesar de que pueda estar hambriento, solamente se deja ver si está posada en el suelo, y aún así, sin acercarse ni perderla de vista, manteniendo la distancia al lado de lo espeso, y con una posición de rabo y orejas que indica el miedo que la tiene.


Aunque hay veces que el hambre aprieta y en un alarde de valor el zorro, a pesar de su miedo, intenta hacerla frente, pero al final no le queda otro remedio que retirarse.




También otras rapaces pueden acosarla pero siempre desde una posición superior y por supuesto fuera de su alcance, como este Milano real, o este Ratonero.



Entre ellas también suele surgir rivalidad, pero conscientes de su fuerza y del daño que podrían hacerse, pocas veces la pelea pasa de ser una simple demostración de poder.




El ver acercarse o alejarse a la Real es un espectáculo que se te queda grabado y que por muchas veces que lo veas siempre te despierta admiración. Las alas plegadas con las fuertes patas colgando y sobre todo el frenazo antes de tomar tierra, es algo impresionante que vuelve a pasar por tu mente cada vez que ves una de las instantáneas conseguidas.











Esto ha sido todo, unas últimas fotos como despedida de las miles que hemos tomado de una de las joyas de nuestra fauna.



Espero que os haya gustado. Hasta la próxima en que hablaremos del otro Rey. 



    

2 comentarios:

  1. Qué pasada! Qué envidia haber visto la Real tan cerca . magnífica entrada. Me has hecho vibrar. Enhorabuena

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