lunes, 8 de agosto de 2016

El Águila calzada


Decir que un ave rapaz es "más bonita" que otra, es algo en lo que
cada uno tenemos nuestro punto de vista. En mi caso la más pequeña de nuestras Águilas, el Águila calzada, cuyo nombre científico es Hieraaetus pennatus de momento se lleva la palma. Su vistoso plumaje y esa fiereza que expresan sus ojos la dan un aspecto que hace que no tenga que envidiar a sus parientes mayores.


Es cierto que el porte de las grandes Águilas como el Águila real no es discutible, pero cuando has visto a la calzada en acción sobre una pieza, es una escena que te queda grabada.



Las "pequeñas" Águilas calzadas con una envergadura de 1 m. aproximadamente y 1 Kg. de peso son parecidas en tamaño al Busardo ratonero, y habitan además de en la península Ibérica en todo el sur de Europa, Norte de África, y Asia. Es una ave migradora, y en nuestra zona vienen en primavera y se quedan aquí hasta principios de Otoño, en que se vuelven a pasar el invierno al África subsahariana, para regresar otra vez en la primavera siguiente.


Aquí dedican casi cuatro meses a sacar adelante a sus pollos, ya que la incubación dura casi mes y medio, y los pollos tardan normalmente dos meses más en abandonar el nido.

Son Águilas cazadoras y se alimentan normalmente de presas vivas entre las que destacan los lagartos, los conejos normalmente gazapos o enfermos, y aves hasta el tamaño de una paloma, que junto con los lagartos son en nuestra zona sus piezas favoritas.




Estas Águilas presentan dos fases de coloración, denominadas fase pálida y fase oscura, y aquí tenemos la suerte de tener ambos ejemplares. Su silueta en vuelo es inconfundible sobre todo en la fase clara, aunque la fase oscura también es fácilmente identificable por su aspecto y por unas manchas blancas que tienen en los hombros, conocidas en el argot como luces de aterrizaje. 


Las calzas que cubren los tarsos hasta las garras son otra de las características importantes de su anatomía.  



Hace ya varios años que vengo controlando un par de parejas de Calzadas que pasan la primavera y el verano con nosotros, y hace dos años ya conseguí fotografiar a una de ellas.



Pero hasta ahora y por motivos que no vienen al caso, no había intentado atraerlas a mi hide. Ha sido ahora aprovechando que por algún motivo hay menos Milanos, que hemos decidido dedicar unos días a conseguir atraerlas y fotografiarlas.



Fueron varios intentos, pero finalmente hemos conseguido que vengan ejemplares con las dos fases de coloración, lo que ha sido toda una experiencia que nos ha permitido ver el comportamiento de estas rapaces y tomar unos cientos de fotos para el recuerdo.













Esto ha sido todo, dentro de unas pocas semanas dejaremos de ver la silueta en el cielo de las Águilas calzadas, que nos dejarán para volver a su zona de invernada, así que una última foto como despedida y espero que os haya gustado. Hasta la próxima.


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