Ya comentábamos en la entrada
anterior que esto de
conseguir comida
es muy duro para algunos animales, sobre todo para los carnívoros como por
ejemplo las aves rapaces, ya que el menú lo compone siempre otro animal al que
normalmente tendrán que capturar.
A pesar de lo dura que puede
resultar la escena ¿Que fotógrafo no desea ver y si es posible plasmar la
captura de una presa por una rapaz? En nuestro caso uno de los protagonistas
fue un Aguilucho lagunero como comensal y una hembra de Ánade real como menú.
Ese fue el “postre” de una mañana
que pasamos esta semana afotando por los alrededores de las Lagunas de
Villafáfila, y cronológicamente ésta es la historia:
Huyendo de la nieve habíamos
bajado con la intención de buscar e intentar fotografiar a las Ortegas, ya que
aunque las hemos localizado casi todas las veces que hemos ido a por ellas, no
hay manera de conseguir la aproximación pues además de ser muy desconfiadas, están
en una zona en que nos localizan mucho antes de que lleguemos a verlas.
Ya en la Reserva y de camino
hacía la querencia de las Ortegas fuimos comprobando que los mochuelos que
tenemos localizados estaban cada uno en su sitio.
En cuanto a las Ortegas, sí que
estaban también en su sitio, y aunque hoy las hemos conseguido entrar un poquito
más cerca, aun así no hemos conseguido ninguna foto aceptable. Ésta es la única
que pudimos hacer, aunque no es muy buena se trata de una pareja y nos permite apreciar
la gran diferencia de plumaje que hay entre la hembra y el macho.
Como siempre en cuando nos
localizaron comenzaron el ritual: pequeños saltos abriendo las alas que hace
destacar el blanco del pecho y la parte interior de las mismas, lo que quiere
decir que en unos segundos se levantarán y desaparecerán. En fin, lo seguiremos
intentando.
Vimos de pasada algunas
Avutardas, comprobamos que a los machos, por cierto menos esquivos que las
Ortegas, ya les están empezando a crecer los bigotes y siguen siendo tan
fotogénicos como siempre.
Los que de verdad nos hicieron
pasar un rato entretenido fueron los Búhos
campestres. En las fechas en que estamos a los pocos que quedan no sé si les
merecerá la pena marchar.
Del numeroso grupo que habíamos localizado hace un par de meses solo quedaban 6 ó 7 ejemplares,
pero de lo más “agradecidos” permitiéndonos fotografiarles a placer y a escasos
metros, ya que hacía mucho aire y no se querían levantar.
Después de pasar un buen rato tomándoles
fotos, nos dirigíamos por uno de los caminos hacia Villafáfila, y desde
bastante lejos vimos una rapaz que en un principio desde la distancia
confundimos con un Buitre.
Relativamente cerca de donde
estaba había un almacenamiento de alpacas, y comenzamos la aproximación. Ya
habíamos visto que se trataba de una hembra de Aguilucho lagunero que estaba
comiendo algo. Nos conseguimos acercar hasta unos 30 mts, no había posibilidad
de acercarnos más sin que nos viese, aun así nos detectó y se marchó, nosotros
quedamos esperándola y volvió en unos pocos minutos poniéndose a comer.
Mientras despedazaba y comía la
presa, el macho la sobrevolaba y quería bajar a comer, pero la hembra protegía
su comida y no le dejaba. A veces levantaba la comida y pudimos ver que se
trataba de un pato. Más tarde cuando se fueron comprobamos por los restos que
se trataba de una hembra de Azulón.
Viendo el espectáculo se nos fue
la mañana, y volvimos a casa con una buena colección de fotos, aunque las del
Lagunero están algo lejos dan idea del buen rato pasado por todos, excepto
lógicamente por la pobre pata. Que le vamos a hacer
Esto ha sido todo, ya de retirada
pudimos sacar esta fotografía a las Perdices, por cierto una de nuestras aves
preferidas, y con ella damos por terminado este pequeño reportaje.
Espero que os haya gustado.
Hasta la próxima.
Enhorabuena por los avistamientos y las excelentes fotos.
ResponderEliminar¡Quien pillara a esas Ortegas!
Saludos
Son muy desconfiadas y no hay manera de entrarlas. Por si vas por allí suelen estar a la izquierda de la carretera entre Tapioles y la laguna, en las laderas después del llano.
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