Estamos a finales de Febrero,
desde hace unos meses
Mary ha estado preparando nuestra escapada a las Islas. Un
año más estamos preparados para volver a Fuerteventura.
Ya hemos dedicado otras
entradas en nuestro Blog a esta Isla tan especial. No sabemos que es lo que más nos atrae de esta tierra,
posiblemente sea la gran diferencia que existe con la nuestra, ya que la aridez
de la misma contrasta fuertemente con los bosques de nuestro León. Los escasos hilos de agua que recorren unos pocos
metros por un par de barrancos, no se parecen a los más de 3.000 Kms de ríos que
recorren nuestra provincia…….o puede que también sea pasar de estar pisando nieve y con
temperaturas a bajo 0ºC a poder darte un baño en la piscina a las 8 de la mañana
con 20ºC.
Como en años anteriores nos
hemos dirigido a Tarajalejo. Este pequeño pueblo próximo al istmo que une a la
península de Jandía con el resto de la isla ha sido siempre nuestro destino, y
nos sirve de “cuartel general” para nuestros desplazamientos.
El Hotel estaba como siempre
lleno de turistas en su mayor parte alemanes, aunque este año había también un
gran número de franceses. No sabemos si habría algún español ya que aparte de
los empleados, nosotros no “oímos” a ninguno.
Nuestra habitación tenía una
gran terraza sobre la playa y a tan solo a unos 30 m del mar y desde ella podíamos
ver salir y meterse el sol.
Habíamos recogido el coche
en el aeropuerto y como en años anteriores nos disponíamos a recorrer la
Isla disfrutando de sus paisajes y
fotografiando la fauna, la flora y todo lo que nos llamase la atención.
Al igual que en nuestra
tierra el Invierno también había sido un tanto especial en Fuerteventura, y
según nos dijeron había llovido bastante lo que motivó que en muchas zonas de la
Isla el color verde fuese el predominante.
Encontramos cambios en el comportamiento de la
fauna, posiblemente debido al “frío invierno” (según decían habían tenido una
temperatura media de 14ºC) nos extrañó ver que las ardillas tan abundantes
otros años, estaban prácticamente desaparecidas de los lugares habituales, y también
había bastantes menos aves acuáticas en las charcas del interior.
Pero lo que más nos llamaba
la atención era la variedad de flora que cubría las laderas y los valles. Ver
la Isla tan verde y con tantas flores, hacía que los paisajes pareciesen distintos
de los que habíamos visto en años anteriores.
Debido a esto, los insectos eran
mucho más abundantes que otros años, sin embargo de nuestro favorito “La Monarca”
(Danaus plexippus) solo vimos cuatro ejemplares, aunque uno de ellos nos dejó que
lo fotografiásemos a placer.
Por el contrario un mini pariente
suyo la Euchloe belemia hesperidum (Blanca verdirrallada) que habita en tres de las islas: Fuerteventura,
Gran Canaria, y Tenerife, era muy abundante y estaba presente en toda la isla,
aunque bastante inquieta y por lo tanto difícil de fotografiar.
También conseguimos
fotografiar este ejemplar de Catopsilia florella (Migradora africana) muy
parecida a las Colias y que no habita en la península.
Estos son otros insectos que
fotografiamos.
Cacyreus marsshalli
Sphingido?
Vanessa cardui
Vanessa atalanta
Diptero cernidor
Coccinella septempunctata
En cuanto a las aves,
también vimos algún cambio significativo comparándolo con otros años, por
ejemplo en Morro Jable habían cerrado la “cárcel de animales” que llamaban zoo y que estaba a la
entrada de las urbanizaciones. El palmeral parecía más abandonado, y las
Cotorras argentinas seguían habitándolo aunque no parecía haber tantas. Sin embargo no
vimos a los Ibis a pesar de que pasamos varios días por la zona, posiblemente
se habrían retirado a lo zona cercada del recinto, ahora más tranquila que las
palmeras próximas al paseo que ocupaban antes.
Una de las aves que este año
íbamos dispuestos a conseguir en condiciones eran los Camachuelos trompeteros.
Todos los años habíamos visto estos fringílidos, pero no habíamos conseguido
sacarles una foto en condiciones.
Por fin este año lo
conseguimos en el único manantial que al menos nosotros conocemos en la
península de Jandía, y que está al lado de las palmeras de la foto inferior.
Allí nos dejaron observarlos y fotografiarlos a placer.
Al igual que sus parientes los Gorriones morunos.
Y otros que acudían al
manantial, como los Alcaudones reales que además de beber aprovechaban para
darse un baño.
También las Palomas bravías acudían
al agua.
En otra parte de la Isla la
casualidad nos permitió localizar una pareja de Cernícalos comunes en unas
ruinas en las que tenían el nido. Nos gustaba el paisaje y nos habíamos
dirigido a ellas para fotografiarlas. Por supuesto no desperdiciamos la ocasión
de inmortalizarles.
También conseguimos alguna foto aunque no buena de otra de las rapaces de la Isla que se nos había resistido, el Ratonero (Buteo buteo insularis) o Aguililla que es como la llaman aquí.
Es más pequeño que los de nuestra tierra y bastante más claro.
Los preciosos Cuervos canarios parece que van en aumento y dependiendo de la zona se muestran más o menos confiados. El de la foto se me acercó tanto que se me salió de foco.
También conseguimos alguna foto aunque no buena de otra de las rapaces de la Isla que se nos había resistido, el Ratonero (Buteo buteo insularis) o Aguililla que es como la llaman aquí.
Es más pequeño que los de nuestra tierra y bastante más claro.
Los preciosos Cuervos canarios parece que van en aumento y dependiendo de la zona se muestran más o menos confiados. El de la foto se me acercó tanto que se me salió de foco.
Como otros años en la zona
de Tiscamanita, fotografiamos los Guirres, ya que es aquí donde concurren casi
todos los que habitan Fuerteventura, pues vienen a alimentarse al muladar donde traen los animales que mueren por la zona,
y los desperdicios del matadero de la Isla.
Al tratarse de un ave en
peligro de extinción, no se puede habilitar un observatorio público con el fin
de no molestarles. La aproximación es imposible para poder fotografiarles
de cerca, y hay que conformarse con fotos en vuelo o a distancias considerables.
En una de las visitas que hicimos a esa zona descubrimos una colonia de Ardillas morunas, estaban en una zona aislada en un montón de piedras rodeado de cercados también de piedra, y pudimos comprobar su comportamiento en estado salvaje.
Aquí no acudían a pedir comida como en los otros sitios frecuentados por turistas, se mostraban bastante desconfiadas y si no hubiésemos llevado el 400 mms. este año no las hubiésemos fotografiado.
Otro habitante invasor de esta zona y de cualquier lugar de la Isla es la Tórtola turca, y en esta parte ya en la zona de malpaís fotografiamos a esta pareja un poco más salvaje que sus congéneres de los jardines.
Cambiando de lugar, siempre dedicamos un par de días a recorrer la península de Jandía, sus últimos 20 Kms dan juego para visitar pequeñas calas normalmente desiertas al menos en ésta época. En una de esas pequeñas playas encontramos estos fósiles de conchas.
Ese día bajamos hasta la Punta del Tigre que es el punto más lejano desde nuestra casa en que hemos estado sin salir de España.
Soplaba un vendaval que apenas te dejaba moverte, y había que buscar resguardo como estas Gaviotas patiamarillas que parecía que estaban jugando al escondite detras del matojo de uvas de mar.
El aire soplaba de la parte de sotavento, la que da para África, y buscamos refugio en la otra costa que en esta ocasión estaba mucho más calmada, aquí tuvimos la suerte de ver a dos "pescadores" el Zarapito trinador que capturó delante de nosotros a este pequeño cangrejo.
Y a la Patiamarilla que consiguió atrapar a este Gobio que defendía de su compañera.
Sin movernos del sitio pues yo estaba tumbado en el suelo viendo a la Gaviota y al Zarapito, también pude fotografiar a otros dos habituales de la zona, el Vuelvepiedras y el Chorlitejo grande.
Al regreso paramos a fotografiar a los Cardones (Euphorbia handiensis) tan llamativos y típicos del paisaje de esta parte de la Isla.
Cuando pasamos el cruce que va hacia Cofete vimos que había cantidad de gente que se dirigía hacia ese poblado, por lo que decidimos madrugar un poco al día siguiente para poder disfrutar tranquilos de los paisajes y de la enorme playa.
Aquí no acudían a pedir comida como en los otros sitios frecuentados por turistas, se mostraban bastante desconfiadas y si no hubiésemos llevado el 400 mms. este año no las hubiésemos fotografiado.
Otro habitante invasor de esta zona y de cualquier lugar de la Isla es la Tórtola turca, y en esta parte ya en la zona de malpaís fotografiamos a esta pareja un poco más salvaje que sus congéneres de los jardines.
Cambiando de lugar, siempre dedicamos un par de días a recorrer la península de Jandía, sus últimos 20 Kms dan juego para visitar pequeñas calas normalmente desiertas al menos en ésta época. En una de esas pequeñas playas encontramos estos fósiles de conchas.
Ese día bajamos hasta la Punta del Tigre que es el punto más lejano desde nuestra casa en que hemos estado sin salir de España.
Soplaba un vendaval que apenas te dejaba moverte, y había que buscar resguardo como estas Gaviotas patiamarillas que parecía que estaban jugando al escondite detras del matojo de uvas de mar.
El aire soplaba de la parte de sotavento, la que da para África, y buscamos refugio en la otra costa que en esta ocasión estaba mucho más calmada, aquí tuvimos la suerte de ver a dos "pescadores" el Zarapito trinador que capturó delante de nosotros a este pequeño cangrejo.
Y a la Patiamarilla que consiguió atrapar a este Gobio que defendía de su compañera.
Sin movernos del sitio pues yo estaba tumbado en el suelo viendo a la Gaviota y al Zarapito, también pude fotografiar a otros dos habituales de la zona, el Vuelvepiedras y el Chorlitejo grande.
Al regreso paramos a fotografiar a los Cardones (Euphorbia handiensis) tan llamativos y típicos del paisaje de esta parte de la Isla.
Cuando pasamos el cruce que va hacia Cofete vimos que había cantidad de gente que se dirigía hacia ese poblado, por lo que decidimos madrugar un poco al día siguiente para poder disfrutar tranquilos de los paisajes y de la enorme playa.
Al día siguiente había parado el aire, de hecho fue la primera vez que cuando dimos vista a la costa no nos arrastraba, lo que favoreció que la niebla no se hubiese levantado, y el paisaje luciese diferente a lo que habíamos visto otras veces.
Los Cardones de esta parte de la costa (Euphorbia canariensis) destacaban más al difuminarse el paisaje del fondo.
Ya en el pueblo vimos a esta pareja de burros jugando. Sabemos que estaban jugando y no peleándose ya que se trata de madre e hijo, pues el año pasado el más claro era pequeñito.
Luego, ya en la playa no había nadie y seguía sin hacer aire, así que nos pusimos a recorrerla disfrutando al dejar las primeras huellas en la arena y tomando alguna foto.
Los Cardones de esta parte de la costa (Euphorbia canariensis) destacaban más al difuminarse el paisaje del fondo.
Ya en el pueblo vimos a esta pareja de burros jugando. Sabemos que estaban jugando y no peleándose ya que se trata de madre e hijo, pues el año pasado el más claro era pequeñito.
Luego, ya en la playa no había nadie y seguía sin hacer aire, así que nos pusimos a recorrerla disfrutando al dejar las primeras huellas en la arena y tomando alguna foto.
A nuestro regreso hacia el coche ya estaba todo lleno de gente, así que tomamos una última foto a los restos del antiguo cementerio, y con el tele sacamos un par de fotos al destartalado caserón de los Winter, ambos seguían manteniendo su lúgubre aspecto acrecentado aún más por la niebla.
Como suele decirse "recogimos los bártulos" y nos despedimos de Cofete buscando zonas más tranquilas.
Otro día cambiamos totalmente la ruta y nos fuimos al norte de la Isla que es la parte más explotada con el turismo. El aire seguía calmado, por lo que paramos en el pequeño desierto de Corralejo para dar un paseo y como de costumbre tomar alguna foto, empezando por la Isla de Lobos.
Ya por la arena vimos que las lluvias habían dado su fruto y las escasas plantas lucían un verde esplendido y estaban en flor.
Nos llama la atención la cantidad de restos de caracoles y capsulas de cría de algún tipo de avispa que cubren por miles algunos tramos de este desierto.
Después cruzamos la carretera y fuimos a la playa allí con la isla de Lobos de fondo, fotografiamos a unos "turistas" que no habíamos visto antes, estos Correlimos tridáctilos.
Un buen rato disfrutando del sol y de las aguas tan transparentes y proseguimos camino bajando por la costa de barlovento con parada obligada en las inmediaciones del faro de Tostón para admirar de nuevo el oleaje.
Seguimos bajando haciendo un recorrido dedicado al mar, disfrutando del contraste de las aguas transparentes y con ese color verdiazulado con el negro brillante de la costa, color que no se pierde a pesar del la fuerza con que rompen las olas .
Ya casi al final del recorrido nos desviamos a otro de nuestros sitios: La playa de Garcey, una playa de arena negra y amarilla, siempre desierta y que invita a dar un paseo y a descansar tranquilamente tomando un rato el sol.
Al llegar a La Pared que es el último pueblo al que llega la carretera por esta costa y que está situado en el istmo de Jandía, damos por finalizado el día y regresamos al hotel
Algunos días hicimos recorridos próximos al hotel, ya que un trayecto de unos pocos Kms nos permitía visita unas pequeñas lagunas utilizadas para riego y en las que suele haber limícolas y por supuesto los llamativos Tarros canelos.
En esta última, este año tuvimos la suerte de fotografiar a una pareja de Tarros madrugadores que ya tenía su docena de patitos, a los que vigilaban desde la cemba de la balsa. Nos llamó la atención que eran ambos los que cuidaban a la prole, y no solo la hembra como ocurre con otras anátidas.
A pesar de que los pequeños embalses de la Isla tenían bastante agua, era más fácil ver y fotografiar a las acuáticas de interior en estas pequeñas balsas, en ellas los más comunes y llamativos son los mencionados Tarros canelos, en cuanto al resto de aves acuáticas estaban las de costumbre, Cigüeñuelas, Chorlitejos, Andarríos, alguna Garza real, Pollas de agua, Fochas, Garcillas bueyeras y también vimos un Azulón que en un principio pensamos que fuese doméstico, pero cuando desapareció volando vimos que era salvaje.
.
En los alrededores del hotel, en el litoral pudimos fotografiar a los confiados Vuelvepiedras, a los Chorlitejos grandes, al Zarapito trinador, un Archibebe común, y por supuesto a las Gaviotas patiamarillas
Como suele decirse "recogimos los bártulos" y nos despedimos de Cofete buscando zonas más tranquilas.
Otro día cambiamos totalmente la ruta y nos fuimos al norte de la Isla que es la parte más explotada con el turismo. El aire seguía calmado, por lo que paramos en el pequeño desierto de Corralejo para dar un paseo y como de costumbre tomar alguna foto, empezando por la Isla de Lobos.
Ya por la arena vimos que las lluvias habían dado su fruto y las escasas plantas lucían un verde esplendido y estaban en flor.
Nos llama la atención la cantidad de restos de caracoles y capsulas de cría de algún tipo de avispa que cubren por miles algunos tramos de este desierto.
Después cruzamos la carretera y fuimos a la playa allí con la isla de Lobos de fondo, fotografiamos a unos "turistas" que no habíamos visto antes, estos Correlimos tridáctilos.
Un buen rato disfrutando del sol y de las aguas tan transparentes y proseguimos camino bajando por la costa de barlovento con parada obligada en las inmediaciones del faro de Tostón para admirar de nuevo el oleaje.
Seguimos bajando haciendo un recorrido dedicado al mar, disfrutando del contraste de las aguas transparentes y con ese color verdiazulado con el negro brillante de la costa, color que no se pierde a pesar del la fuerza con que rompen las olas .
Ya casi al final del recorrido nos desviamos a otro de nuestros sitios: La playa de Garcey, una playa de arena negra y amarilla, siempre desierta y que invita a dar un paseo y a descansar tranquilamente tomando un rato el sol.
Al llegar a La Pared que es el último pueblo al que llega la carretera por esta costa y que está situado en el istmo de Jandía, damos por finalizado el día y regresamos al hotel
Algunos días hicimos recorridos próximos al hotel, ya que un trayecto de unos pocos Kms nos permitía visita unas pequeñas lagunas utilizadas para riego y en las que suele haber limícolas y por supuesto los llamativos Tarros canelos.
En esta última, este año tuvimos la suerte de fotografiar a una pareja de Tarros madrugadores que ya tenía su docena de patitos, a los que vigilaban desde la cemba de la balsa. Nos llamó la atención que eran ambos los que cuidaban a la prole, y no solo la hembra como ocurre con otras anátidas.
A pesar de que los pequeños embalses de la Isla tenían bastante agua, era más fácil ver y fotografiar a las acuáticas de interior en estas pequeñas balsas, en ellas los más comunes y llamativos son los mencionados Tarros canelos, en cuanto al resto de aves acuáticas estaban las de costumbre, Cigüeñuelas, Chorlitejos, Andarríos, alguna Garza real, Pollas de agua, Fochas, Garcillas bueyeras y también vimos un Azulón que en un principio pensamos que fuese doméstico, pero cuando desapareció volando vimos que era salvaje.
.
En los alrededores del hotel, en el litoral pudimos fotografiar a los confiados Vuelvepiedras, a los Chorlitejos grandes, al Zarapito trinador, un Archibebe común, y por supuesto a las Gaviotas patiamarillas
Decíamos al principio que el
invierno había sido lluvioso y esto propició que descubriésemos algo nuevo en
la Isla. Al igual que en nuestra tierra un Otoño lluvioso significa que posiblemente disfrutemos de una buena temporada de setas, aquí sucede
algo muy parecido con un hongo que se produce unos meses después de haber caído
las lluvias.
Las “Trufas del
desierto” (Terfezia canariensis) o “Criadas” como las llaman aquí en Fuerteventura son muy apreciadas por los
habitantes de la Isla, y su recogida está en proporción más masificada incluso que en nuestra tierra.
Se trata de un hongo que
crece enterrado y que al parecer tiene relación con unas pequeñas plantas
rastreras “Helianthemum canariense” que son las que indican su posible
existencia en la zona.
Una elevación agrietada del terreno da muestra de su presencia y simplemente con los dedos se desentierra.
Una elevación agrietada del terreno da muestra de su presencia y simplemente con los dedos se desentierra.
En las fotos apreciamos como normalmente
se ven en plena temporada, pero en cuanto el terreno se seca, el aire tapa las
grietas y los montones se “camuflan o alisan” ver un montón como el de la
fotografía por estas fechas debe de ser una casualidad..
Aunque la búsqueda de este
hongo nos pareció fácil, tenemos que reconocer nuestro fracaso, ya que no fuimos
capaces de encontrar ni uno solo por nuestra cuenta, y las fotos las pude tomar
gracias a que acompañamos un rato a un nativo de la zona que estaba a ellos.
Lo que si vimos por el Jable fueron muchas de estas cochinillas gigantes cuyo nombre es "Porcellio spinipes"
Un pariente lejano del anterior pero que en vez de en el desierto vive en el mar y que nos resulta muy llamativo por sus colores es el que aquí llaman Cangrejo moro (Grapsus adscensionisis)
A pesar del buen tiempo los Lagartos atlánticos también andaban soñolientos y con muy poca actividad, parecían que estaban cargando las pilas.
Aún queda mucho por contar y mucha Isla por recorrer pero sería ya extenderse demasiado, así que como despedida aquí van unas panorámicas de algunos de los lugares que más nos llamaron la atención
Lo que si vimos por el Jable fueron muchas de estas cochinillas gigantes cuyo nombre es "Porcellio spinipes"
Un pariente lejano del anterior pero que en vez de en el desierto vive en el mar y que nos resulta muy llamativo por sus colores es el que aquí llaman Cangrejo moro (Grapsus adscensionisis)
A pesar del buen tiempo los Lagartos atlánticos también andaban soñolientos y con muy poca actividad, parecían que estaban cargando las pilas.
Aún queda mucho por contar y mucha Isla por recorrer pero sería ya extenderse demasiado, así que como despedida aquí van unas panorámicas de algunos de los lugares que más nos llamaron la atención
Desde el Morro de la Cruz entre Betancuria y Valle de Santa Inés
Montañas entre Pájara y La Pared
Ruinas en Tesejerague
La Florida entre Tesejerague y Tuineje
Degollada de los Granadillos entre Pájara y Betancuria
Embalse en Vega del Río Palmas
Montaña de Cardón
Faro de Morro Jable
Una vez más los quince días pasaron volando y de nuevo nos tenemos que despedir de la Isla hasta el año próximo en que esperamos repetir de nuevo.
Espero que os haya gustado.
Hasta la próxima.
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