Esta entrada es un pequeño
homenaje a esa especie
que siempre he admirado, desde que allá por los años 70,
Félix Rodríguez de la Fuente nos la mostró
en aquella inolvidable serie del Hombre y la Tierra, cuando filmó a “Gaspar” el
Alimoche rompiendo un huevo de avestruz.
No hemos llegado a tanto (de momento)
pero si hemos observado su comportamiento muy diferente en la forma de
alimentarse de sus parientes los Buitres, ya que es mucho más tranquilo que
ellos y escoge tranquilamente la comida, aunque una vez elegida la defiende
como cualquier otra ave rapaz.
El Alimoche común (Neophron
percnopterus) es muy llamativo, su cara amarilla llena de arrugas, ese pico
aparentemente frágil para el cometido que tiene que hacer en su alimentación,
sus patas y garras de color rosa, su silueta característica en el cielo con ese
plumaje blanco-amarillento bordeado de negro y esa cola relativamente larga terminada
en punta, en fin un conjunto inconfundible y de una belleza muy particular.
Los juveniles de esta especie,
aunque mantienen el aspecto de los adultos, tienen un plumaje diferente al de ellos,
ya que es oscuro al igual que la cara. En las mudas de los siguientes 4 ó 5
años hasta llegar a la madurez irán aclarando sus plumas y adquiriendo el
clásico amarillo de la cara.
Hace tan solo unas semanas
fotografiábamos a los Guirres en Fuerteventura ahora ya en la Península y en
nuestra montaña leonesa hemos vuelto a fotografiar a los Alimoches mucho más
cerca que a los de Canarias, aprovechándonos de sus costumbres y a una
distancia que nos permitió incluso tomar algún primer plano de esa, cuanto
menos, extraña cara.
Sin más aquí os dejamos unas
cuantas fotos de unos días inolvidables, en el que los Alimoches nos dejaron
admirar su comportamiento y como no su especial belleza.
Espero que os haya gustado.
Hasta la próxima.
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